Amor entre penumbras parte 02

El carro esperaba a pocos metros, Argos recogió el equipaje y emprendieron el camino que les llevaría al que sería su hogar desde ese momento, el camino hasta la mansión era de unos 4 kilómetros y tenían que atravesar el bosque conocido como, el bosque de las estrellas, se le conocía por ese nombre por las miles de luciérnagas que alumbraban toda la zona, pero era un lugar peligroso, estaba habitado por el clan de los sin nombre, un grupo de hombres lobo que se habían separado del resto y que eran conocidos por su gran odio a los vampiros, había que ir preparado para lo que pudiera pasar.

La noche cada vez era más cerrada y el estrecho camino atravesaba el frondoso bosque, los caballos iban al galope, había que dejar rápido esa zona, la noche era peligrosa, ya habían desaparecido varios nobles por esos lugares en los últimos meses.

- ¿Cuánto queda para llegar? (Dijo Kira).
- Ya casi estamos (Respondió Argos).

Un sonido hizo que cambiara la expresión del rostro de Argos, era algo que él conocía muy bien, ellos estaban cerca, asomó la cabeza por la pequeña ventana que había en el lateral del carruaje y pudo ver varias sombras que les seguían entre la espesura, pero solo les observaban, les seguían sin dar muestras de hostilidad, poco a poco las sombras se fueron alejando y ellos por fin iban llegando a la zona iluminada, el peligro había pasado por esta vez.

Por fin llegaran a su destino, la mansión era una propiedad que recién había adquirido el conde para su hija y tenía un extenso terreno que la rodeaba, el camino hasta la entrada estaba plagado de árboles frutales y hermosos jardines, todo preparado para que Kira se sintiera cómoda al alejarse por primera vez de su familia, el carruaje por fin se detuvo, lentamente descendieron y entraron a la mansión.

- Ha sido un viaje largo, estoy muy cansada me gustaría retirarme ya a mi dormitorio. (Dijo Kira)
- Lo comprendo, ya tienes tu cuarto preparado, enseguida te subo tus pertenencias y yo también me retirare a descansar.

El primer día por fin había terminado y nada malo pasó, Argos podía estar tranquilo, su señora estaba a salvo, pronto tendría que explicarle la situación de la comarca de la que se iba a hacer cargo la joven, pero eso ya sería otro día, ahora solo tenía que descansar y velar por sus sueños.

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